martes, 25 de marzo de 2008


EN DEFENSA DEL PETRÓLEO
POR: ALFREDO TRESS JIMÉNEZ
El gobierno federal se ha empeñado en mostrar las bondades de la privatización del petróleo, a través de spots radiofónicos o televisivos que hablan de un tesoro que solo se puede sacar con ayuda extranjera, y donde los beneficios para los mexicanos serían"enormes", quizás se refieren a "mexicanos" por conveniencia como Juan Camilo Mouriño, que son los únicos que se favorecerían a costa de empobrecer aún más a nuestra patria.
El petróleo se puede convertir en palanca del desarrollo nacional. La relevancia del sector energético radica en que se extiende desde la extracción del crudo y el gas hasta la refinación, la petroquímica y la generación de electricidad. Los productos de estas industrias son insumos de otras y, así, se va formando una gran cadena de valor económico. Además las industrias energéticas usan de manera masiva bienes y servicios de otras ramas de la economía, con lo que se fortalece el mercado interno.
Por otra parte, todas las proyecciones indican que la demanda de energéticos seguirá en aumento, incluso, se estima que para el año 2020 será un 50% mayor que la actual. Es decir, aún cuando se continúa investigando sobre otras fuentes de energía, todavía por varias décadas el desarrollo de la economía mundial seguirá sustentándose en los hidrocarburos.
Es en este horizonte en el que México goza de invaluables posibilidades de desarrollo. Nuestro país cuenta con reservas potenciales de crudo suficientes para producir gasolinas y petroquímicos y, además, posee en el subsuelo gran cantidad de gas natural que, cada vez, con mayor frecuencia se está utilizando para la generación de energía eléctrica.
Este gran potencial económico se ha desaprovechado y no se ha usado el petróleo para fomentar la industrialización, generar empleos y convertir a México en una potencia energética. La respuesta, aunque parezca increíble, tiene que ver con la idea que ha prevalecido, en los últimos 25 años, de privatizar la industria eléctrica y el petróleo. Y desde luego, detrás de esta concepción está el interés de quienes ambicionan apropiarse de recursos que son propiedad de la Nación y del pueblo de México. Sólo así se explica que desde 1983, en vez de modernizar la industria petrolera y convertirla en palanca del desarrollo nacional, todos los gobiernos neoliberales han optado, deliberadamente, por arruinarla y tener el pretexto para venderla y convertirla en un negocio privado.
Durante este periodo, la política energética ha sido manejada con perversidad, de manera irresponsable y con una sorprendente falta de visión y sentido común. Lo único que les ha importado es vender petróleo crudo al extranjero haciendo a un lado la exploración de nuevos yacimientos y, sobre todo, dejando en el abandono la refinación y la industria petroquímica.
Es tan absurdo lo que han hecho que este año se comprará gasolina en el extranjero con un valor de 10 mil millones dólares, exactamente lo que costarían las tres refinerías que necesita el país para ser autosuficientes en este combustible. En suma, el sector energético no ha tenido prioridad en los planes gubernamentales y México se ha convertido en exportador de crudo e importador de productos con mayor valor agregado. Todo esto nos ha llevado a una gravísima situación de dependencia. Se compra caro en el exterior la cuarta parte del gas que necesitamos en el país y el 40 por ciento de la gasolina que consumimos.
Por si fuera poco, en México, la electricidad y el gas, le cuestan más al consumidor y al empresario que en Estados Unidos y que en otros países del mundo. En cuanto a la gasolina, mientras nosotros pagamos en diciembre de 2007 el litro en 8 pesos con 74 centavos, en otros países petroleros como en Rusia valía 8.48; en Estados Unidos, 7.51; en China 7.16; en Nigeria, 5.28; en Emiratos Árabes, 4.99; en Ecuador, 4.34; en Irak, 3.49; en Kuwait, 2.32; en Arabia Saudita, 1.32; en Irán, 0.97 y en Venezuela 50 centavos por litro.
Es en este panorama y esgrimiendo la falta de recursos económicos y de tecnología, que el gobierno calderonista pretende privatizar esta riqueza de la nación y compartir la renta petrolera con empresas extranjeras. PEMEX es la segunda petrolera con mayor flujo de efectivo del mundo. Los impuestos que pagó el año pasado fueron de 60 mil millones de dólares, equivalentes al 38 por ciento del presupuesto del gobierno federal, y a más de tres veces, lo que pagaron de impuestos sobre la renta todas las empresas privadas del país. Si PEMEX no invierte lo suficiente, es porque el gobierno se lo confisca todo invariablemente.
En cuanto a la tecnología, es falso que irremediablemente tengamos que asociarnos con empresas extranjeras y no se pueda contratar. Además hay trabajadores, técnicos e ingenieros petroleros mexicanos con mucha experiencia. Sólo los gobiernos vende patrias, pueden argumentar que hoy PEMEX no puede y que su entrega al sector privado, nacional o extranjero, es la única salvación.
Se debe invertir en la exploración de nuevos campos, en el desarrollo de los yacimientos de gas natural, en la perforación de nuevos pozos, en la construcción de tres nuevas refinerías, en la modernización y ampliación de plantas petroquímicas, a la investigación y tecnología y en el mantenimiento de las instalaciones petroleras, esto se lograría reduciendo el gasto corriente y de operación del gobierno que benefician desmedidamente a la alta burocracia y que todo el excedente que se obtenga por encima del precio del petróleo aprobado por la Cámara de Diputados, se invierta en el desarrollo del sector energético.
Para tener una idea del potencial de esta medida, si se mantuviera el precio internacional actual del petróleo por un año, este excedente sería de más de 200 mil millones de pesos. Al respecto conviene recordar que, durante el gobierno de Fox, tan sólo de excedentes por los precios altos del petróleo, se recibieron 10 mil millones de dólares por año en el trienio de 2004 a 2006. Y la desgracia fue y sigue siendo, que todo ese dinero, en vez de destinarse a modernizar a PEMEX, a promover el desarrollo de México y a garantizar el bienestar del pueblo, se derrochó en beneficio de la alta burocracia.
De modo que sí hay un proyecto alternativo impulsado por los partidos progresistas para hacer frente a la gran estafa impulsada por la derecha y que dejaría a nuestro país y a los mexicanos sin desarrollo futuro. Defendamos el petróleo evitando que el PRIAN nos regrese al porfiriato y nos conviertan en colonia. ¿Usted qué opina? alfredotress04@yahoo.com

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