lunes, 3 de marzo de 2008

DEFENDAMOS EL PETRÓLEO

Por: Alfredo Tress Jiménez

A unos cuantos días de celebrarse el LXX aniversario de la expropiación petrolera llevada a cabo por el General Lázaro Cárdenas del Río, es obligado para todos los mexicanos hacer una reflexión en torno a la situación actual que guarda la exploración, la explotación y la aplicación de los activos generados por el petróleo en nuestro país.

Pensar en este momento histórico en el contexto socioeconómico y político en que se fundamentó el General Cárdenas del Río para expropiar la mayor riqueza energética del país, nos lleva obligadamente a recordar las circunstancias nacionales y extranjeras que prevalecían durante los últimos años de la tercera década del siglo pasado, porque ello nos inspira para que hoy asumamos el papel que nos corresponde como patriotas, como ciudadanos y como mexicano del siglo XXI.

Recordemos que en 1938 ante el asombro de las fuerzas retardatarias, el General Cárdenas contó con el apoyo y respaldo total del pueblo, que marchó al zócalo de la ciudad de México para ofrecer su aportación económica, que si bien eran mínimas en lo efectivo, eran altamente simbólicas.

A 70 años de aquel 18 de marzo de 1938 es verdaderamente preocupante que PEMEX, la institución que genera la mayor fuente de ingresos de nuestro país, constituya el objeto de privatización de un grupo que integra la cúpula gobernante en estos momentos y que de ninguna manera se caracteriza por su patriotismo, que se traduce en velar por los intereses de los mexicanos, del pueblo, de la nación, de la ciudadanía que los eligió para cuidar el bienestar de todos los habitamos en este noble país.

Para ninguno de nosotros es desconocido que en estos momentos se vive uno de los mayores debates de nuestra historia, en el cual se enfrentan dos conceptos de nación, dos visiones del futuro de nuestro país, dos concepciones de las funciones que debe cumplir el Estado, es decir, no estamos ante cualquier debate del Congreso, ni ante partidos o corrientes políticas o un debate mediático, estamos ante el debate histórico.

Por un lado, nos encontramos los mexicanos que orgullosos hemos aprendido de la historia, de la lucha que nuestros padres y nuestros abuelos realizaron el siglo pasado para rescatar de manos extranjeras la industria petrolera, que ya desde entonces constituía una fuente de ingresos nada desdeñable, y que parecía ser un botín de guerra para los extranjeros y sus compañías que asignaban a nuestros compatriotas de entonces únicamente el papel de peones, de trabajadores explotados y de simples observadores de una riqueza que era extraída aquí, pero iba a parar al extranjero.

En este mismo lado, estamos los convencidos que México cuenta con recursos económicos, técnicos y humanos para manejar óptimamente nuestros propios recursos energéticos, porque estamos convencidos de que PEMEX no debe ser entregado a manos extranjeras bajo ningún subterfugio técnico ni financiero, ni tampoco bajo ninguna mascara que pretenda solapar y encubrir el saqueo que durante años y años han hecho a nuestra industria petrolera, desde caciques sindicales hasta funcionarios corruptos que en un amasiato mafioso han entrado en un contubernio antipatriótico.

Los que estamos en este lado del debate, estamos dispuestos a ofrecer toda nuestra fuerza social y política para que PEMEX permanezca siendo de los mexicanos, porque existen los recursos suficientes provenientes de la misma industria petrolera para ser reinvertidos y con ello evitar caer en la férula de las compañías transnacionales.

Del otro lado, están los enemigos del pueblo, los corruptos, los traidores, los que se hincaron ante Maximiliano de Habsburgo, los que festejaban a Porfirio Díaz, los que patrocinaban a los cristeros, los que aplaudieron la masacre de Tlatelolco, los que se beneficiaron con la privatización bancaria, los que militan en el Yunque, los enemigos del Estado Laico, es decir, la derecha.

Que no nos vengan con el cuento de que es necesaria una reforma constitucional, de que se requiere financiamiento extranjero, que es necesaria la tecnología extranjera, que tenemos que cotizar en la bolsa de valores. Lo que requiere nuestra industria energética es patriotismo, honestidad, rectitud en el manejo de los recursos que produce PEMEX y desechar la corrupción, el contubernio, la deshonestidad y la aspiración antipatriótica de formar parte de los grandes engranajes capitalistas.

El debate está en la mesa, la auténtica historia nacional, no la que quiere reconstruir la derecha y la seudo izquierda que traicionó los Acuerdos de San Andrés para adaptarla a los intereses de unos cuantos que siempre han ido en contra del pueblo mexicano y que hoy pretenden seguir usufructuando los recursos de México, reclama de todas las fuerzas políticas progresistas una participación valiente, auténtica, ajena a intereses de grupo, con visión de futuro y del lado del pueblo.

Esto nos enorgullece como veracruzanos que somos, ya que precisamente Veracruz es la entidad que históricamente más se identifica con la producción petrolera en nuestro país, y porque aquí se libró buena parte de la lucha petrolera en 1938 y contamos con los mayores recursos petrolíferos de la nación como lo son los mantos de la Cuenca de Chicontepec, aún inexplorados, pero ya objeto de ambiciones y contubernios.

Precisamente pensando en la evolución de la industria petrolera a beneficio de todos los mexicanos, fue que en 2004 Dante Delgado como candidato a la gubernatura del estado propuso en su campaña electoral la creación de PETROVER, en un paso más por una mejor distribución de la riqueza nacional y de lo que en realidad significa un auténtico federalismo.

Debemos asumir el papel que nos corresponde en Veracruz y en México. No podría ser de otra manera, porque sabemos que el pueblo que vive en la pobreza, marginado, carente de los servicios públicos básicos y todos los grupos sociales en general nos juzgarán, porque estarán atentos al actuar de cada uno de nosotros y lo sabrán señalar y reclamar en su momento.

Las fuerzas políticas progresistas, las organizaciones no gubernamentales, los campesinos, maestros, jóvenes, mujeres, instituciones educativas y todos los veracruzanos debemos sumarnos a esta cruzada, a este debate, que no es partidista ni es de grupos ni de intereses particulares, es por México, por nuestra dignidad, por nuestro futuro, porque debemos responder a nuestros padres y a nuestros abuelos que en 1938 escribieron con dignidad una página de la historia nacional que fue y es reconocida en todo el mundo. Hoy tenemos que ser dignos herederos de este importante hecho histórico. Que no nos convenzan de lo contrario, que no nos coopten con espejismos y con falacias.

México requiere de nosotros. Es el momento de demostrarnos con dignidad y entereza que sabemos responder a nuestra historia y a nuestro presente. El futuro depende de nosotros. Defendamos el PETRÓLEO más allá de filias y de posiciones políticas, México lo reclama. Nosotros debemos responder. ¿Usted que Opina?

alfredotress04@yahoo.com

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