lunes, 30 de abril de 2007

La Reforma del Estado, por Alfredo Tress Jiménez

La Reforma del Estado está actualmente en debate en el Congreso Federal, uno de los temas que comprende es la reforma electoral, la cual, permitiría crear nuevas condiciones para un gobierno democrático y eficiente. Ésta requiere, en primer lugar, reforzar la representación proporcional en la Cámara de Diputados y reservar a la Cámara de Senadores la representación territorial, como corresponde a un régimen federal, así como que el Presidente sea elegido mediante una regla inclusiva que le garantice un amplio apoyo político y social y no únicamente sea impuesto obedeciendo a intereses de un grupo. En segundo lugar, para que la toma de decisiones en las instituciones sea efectiva y ampliamente satisfactoria deben existir mecanismos que eviten y resuelvan los conflictos, así como poderes compartidos que favorezcan y promuevan la cooperación entre el Presidente y el Congreso, es decir, entre los diversos partidos que tienen posiciones de poder en estas instituciones.

Para el gobierno democrático, se requieren, en general, dos componentes: Primero, la adecuada representación del pluralismo político a través de elecciones competitivas y honestas, segundo, la toma de decisiones efectivas y satisfactorias por los representantes políticos en las instituciones. Estos dos componentes pueden lograrse, respectivamente, mediante el adecuado diseño de dos tipos de instituciones: Primero, el sistema electoral, el cual admite muchas combinaciones a partir de dos modelos básicos: la mayoría y la representación proporcional. Segundo, el régimen político, que asimismo admite muchas combinaciones a partir de dos modelos básicos: el parlamentarismo y el presidencialismo.

Los mejores resultados de gobierno democrático, tanto en lo que respecta a la satisfacción de los ciudadanos como a la estabilidad de las instituciones, se consiguen con un régimen parlamentario con representación proporcional. Este tipo de régimen democrático es el que existe en la mayor parte de los países de Europa, como por ejemplo en Francia, donde se contempla una segunda vuelta entre los dos candidatos vencedores aspirantes a ocupar el sillón del Elíseo: El conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Ségolène Royal, evitando así elecciones carentes de democracia y transparencia o empañadas por el fraude.

Sin embargo, en todos los países de América Latina, tras algunas tempranas experiencias parlamentarias y monárquicas, se establecieron ya desde el siglo XIX elecciones separadas del Presidente y del Congreso, es decir, regímenes de tipo presidencial, en cuyo marco se han desarrollado virtualmente todos los procesos de democratización y redemocratización. Si hacemos una comparación, un régimen presidencial democrático puede producir resultados muy diversos; Básicamente, un régimen presidencial puede originar bien un gobierno unificado en un solo partido cuando éste busca verdaderamente el bienestar común o bien un gobierno dividido entre varios partidos cuando el partido en el poder llega a base de fraudes e imposiciones.

Puede conseguirse un gobierno presidencialista unificado, es decir, el control de todo el poder institucional por un solo partido o por varios de la misma ideología social que conformen una coalición buscando aterrizar todas y cada una de sus plataformas de corte social que favorezcan a la ciudadanía, mediante instituciones restrictivas, como las elecciones concurrentes del Presidente y del Congreso con reglas electorales congruentes de tipo mayoritarista.

Un gobierno unificado puede eliminar los conflictos inter-institucionales y facilitar una toma efectiva de decisiones. Pero una alta concentración del poder en un solo partido y su líder presidencial, además de hacer superfluas las múltiples elecciones para diversas instituciones, también tiende a generar, por un lado, tendencias autoritarias entre los gobernantes, tiende a favorecer a unos cuantos ignorando las necesidades de las masas y, por otro lado, una amplia insatisfacción entre los ciudadanos y los partidos políticos excluidos del poder.

Es necesario que en México se adopte, un régimen presidencial que pueda producir consensos políticos, amplia satisfacción social y estabilidad institucional. Actualmente la incertidumbre que genera en la sociedad la ingobernabilidad e ineficacia de los gobiernos que llegan al poder para favorecer a unos cuantos, explica en buena medida la aceleración de los cambios políticos en el mundo, por ejemplo se habla de una última generación de países a nivel mundial: la llamada 'tercera ola' de democratización que incluye un número de países que han abandonado los regímenes autoritarios. La difusión de la democracia ha generado un florecimiento del pluralismo político e institucional. Prácticamente pocos países en el mundo recién llegados a la democracia en los últimos veinticinco años han optado por un régimen con gobiernos todopoderosos de un solo partido. La tendencia general de las reformas electorales, incluso en democracias bien establecidas, es hacia una mayor proporcionalidad de la representación en donde convergen varios partidos de la misma ideología. Se tiende a introducir políticas de corte social y de lucha ciudadana incluyendo a actores ciudadanos. Todas estas tendencias también empiezan a ser consistentes con la evolución de México desde un régimen con altísima concentración ciudadana. En cada elección se da una nueva oportunidad de tomar un nuevo rumbo para la nación que nos conduzca a una mejor calidad de vida para todos los mexicanos . ¿Usted qué opina? alfredotress04@yahoo.com

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