lunes, 30 de junio de 2008

LOS ESTUDIANTES NO ADMITIDOS
POR LA UNIVERSIDAD VERACRUZANA
Por Alfredo Tress Jiménez

Una de las más altas prioridades de cualquier gobierno que se diga comprometido con el futuro de la sociedad y con la visión necesaria para dar respuesta a las necesidades sociales es la atención a la juventud.

Hoy, han quedado atrás aquellos dichos de que "la juventud es el futuro de la nación" o de que "la juventud de hoy llegará a regir los destinos de nuestro país", pues dos factores importantes han hecho que queden rebasados: la dinámica acelerada de la sociedad que ha provocado el cambio de roles de los diferentes grupos generacionales que la integran y la mayor madurez de los jóvenes que han pasado de ser entes sociales pacíficos y simples espectadores a ser nuevos actores sociales, que reclaman y merecen espacios en la vida política, social y económica.

De ahí, la obligación del Estado de establecer políticas públicas dirigidas a resolver y atender las necesidades y los problemas de los jóvenes, ya que en este momento más que representar el futuro de México y en nuestro caso el de Veracruz, constituyen parte importante de la ciudadanía que lucha día a día por ocupar y poseer un espacio y por que solamente atendiendo sus necesidades podemos asegurar el futuro, tanto de ellos en lo individual como el de nuestra sociedad en lo colectivo.

Dentro de estas políticas públicas que dan respuesta a las demandas de la juventud se encuentra la oferta de la educación en todos sus niveles, pero sobre todo el de la educación superior, que asegura la preparación, la formación y el desempeño de jóvenes profesionistas altamente calificados y poseedores de conocimientos, habilidades y competencias que les permitan desempeñarse con un alto nivel de calidad en el entramado social donde les corresponda vivir.

Así pues, la educación superior constituye una política pública prioritaria para dar respuesta a los jóvenes que contando con los antecedentes académicos adecuados deben tener derecho de acceso a las instituciones que ofrecen educación superior, llámense universidades, normales, tecnológicos u otras.

En Veracruz, no dudamos en reconocer que mucho se ha hecho y avanzado en cuanto a la educación superior. Pero también debemos reconocer y preocuparnos porque falta mucho por hacer, tanto cualitativamente como cuantitativamente.

En cuanto a la calidad de la educación mucho se ha escrito, dicho y debatido, pues uno de los aspectos en que México se encuentra ocupando lugares nada satisfactorios en el mapa mundial es precisamente en la educación. Para resolver este problema, se han implementado ya diversas medidas. Lo anterior no impide reconocer desde esta tribuna el papel importante y siempre prioritario de los maestros veracruzanos que día a día se esfuerzan por mejorar su desempeño y su quehacer docente.

En cuanto al aspecto cuantitativo, es satisfactorio el avance en el nivel básico y medio, pero no así en el nivel superior, donde aún miles de jóvenes no ven satisfecho su derecho de acceso a instituciones de educación superior.

En este sentido, resulta preocupante que a partir del anterior sábado 21 de junio la Universidad Veracruzana (UV), Casa de Estudios de todos los veracruzanos, diera a conocer las cifras relativas al número de aspirantes admitidos para el próximo ciclo escolar y que suman 15 mil plazas a diferencia de 13 mil 645 en el año pasado, las cuales constituyen el 42.37% de la demanda total lo cual representa la cantidad de 35 mil 400, de los cuales no accederán a la UV 20 mil 400.

Si bien, las cifras de ingreso de este año superan las del anterior cuando únicamente se ofrecieron 13 mil 645 plazas ante una demande de 40 mil 306 jóvenes, la cifra de rechazados fue de 25 mil 780, de acuerdo a información ofrecida por la misma Casa de Estudios. Y a su vez estas cifras tienen otra connotación; cada aspirante paga poco más de 400 pesos para obtener su ficha y derecho al examen de admisión, resulta interesente conocer entonces en qué se gastó y sigue gastando todo el dinero que pagaron los estudiantes rechazados de la UV, porque lamentablemente es un dinero que ya no les devuelven.

Pero más allá de las cifras exactas, resulta preocupante, que precisamente en este Año Iberoamericano de la Juventud, miles de jóvenes se encuentran junto con su familia ante el dilema nada agradable de optar por la espera de un año para tener otra oportunidad, buscar un empleo que rara vez encontrará y si lo hace en pocos casos será bien remunerado o ingresar a una institución privada pagando colegiaturas cada vez mas elevadas y estudiando quizás otra licenciatura diferente a la que en un inicio quería.

Pero en cualquiera de las opciones mencionadas, los jóvenes y su familia pasan un momento de crispación, desesperación y angustia pues no es poco lo que está en juego: el futuro de sus hijos, el futuro del joven que desea seguir estudiando, el futuro de quien con esfuerzos y sacrificios ha cursado el nivel básico y medio.

Por otra parte, reconocemos los esfuerzos de la Universidad Veracruzana por ser una de las mejores instituciones de educación superior de todo el país en sus vertientes académica, de investigación y de creación artística y promoción cultural. Pero también, no podemos ni debemos desconocer que el Ejecutivo Estatal en su campaña electoral ofreció que ningún joven aspirante a la educación superior dejaría de ver cumplido su derecho de acceso a la educación superior, lo cual no ha cumplido. Y también, debemos señalar que los mecanismos alternativos establecidos en un momento no han funcionado satisfactoriamente como lo son la dotación de becas para cursar estudios en instituciones privadas y la creación del Consorcio Clavijero.

Debemos comentar que el entonces candidato a gobernador por el PRI comprometió en campaña que de ser electo, ningún joven de cualquier nivel socioeconómico se quedaría sin la oportunidad de ingresar a la educación superior pública y gratuita, por lo que a cuatro años de gobierno el Ejecutivo del Estado debe establecer urgentemente medidas alternativas para que los 20 mil 400 jóvenes rechazados este año por la UV, junto con los de otras instituciones de educación superior, como la Benemérita Escuela Normal Veracruzana y los acumulados de años anteriores, cuenten con la posibilidad real y efectiva de continuar ininterrumpidamente sus estudios de educación superior. De esta manera se estará cumpliendo con un derecho social que no podemos ignorar ni soslayar por todas las implicaciones que conlleva: el derecho de acceso a la educación superior para conformar una sociedad mejor para todos. ¿Usted qué opina?

alfredotress04@yahoo.com

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